Una historia que insiste en ser contada. Nuevamente. De la novela al cine y del cine al teatro. Cada vez, algo se pierde, algo se conserva y algo inédito empuja y se hace escribir. Esta versión escénica ofrece otra dimensión a la historia de Bruno, quien lidia con la demencia de su padre Aldo. El escenario nos ofrece compartir en tiempo y espacio el baile entre los tiernos recuerdos de la infancia, los conflictos de la adolescencia, la amargura de la mediana edad y la tristeza de ver el paulatino desaparecer del padre, el temor de desaparecer el hijo mismo. Es concurrir también a la historia argentina, igualmente traumática. ¿Cómo acomodar esa estantería dolorosa, absurda, por momentos feliz, compleja, cuando la demencia hace trizas la memoria? Será a través de los cuerpos y todo lo que vibra en ellos -las palabras, la música, los pequeños y cotidianos gestos- que se dará el diálogo.