Colección: Conjunciones - Nro: 45 Reseña: ¡Pueden las neurociencias explicar y abarcar todas las problemáticas de las infancias actuales? ¿Es ético o productivo que intervengan en casi todos los campos de la vida social? ¿Transparentar el cerebro a través de neuroimágenes nos vuelve verdaderamente más transparentes? Al abandonar la prudencia propia de las ciencias, ¿no se convierten en atajos que simplifican las dimensiones en juego en la crianza, la educación o el amor? Una suerte de neuromanía ha llevado a la producción de una verdadera epidemia de nombres impropios como Dislexia, ADHD, Bipolaridad o Espectro Autista. Olvidando así que la materia subjetiva de la que estamos hechos como humanos no son las neuronas que solo son su soporte biológico , sino que estamos hechos de tiempo. Y la defensa de ese tiempo propio como acto de la libertad requiere adoptar la forma de una despatologización. Vaciar al sujeto de tantos impropios permite una apuesta: que quede libre para esa forma de vida que todavía no tiene nombre. Para la que tenemos que buscar nuevas palabras, otras constelaciones, quizás, otras lenguas. Es importante, porque eso es lo que somos.