Reseña: Esa práctica social tan par ticular encarnada en la figura del militante reside en disponer a la movilización. Y su efecto movilizar no es obra de un sujeto, no es inmediato, ni tiene como causa exclusiva la arenga militante. Movilizar es un arte que requiere de un aprendizaje previo que necesita ser sistematizado y puesto en práctica en infinidad de situaciones a lo largo del tiempo. Pero también, sin ese arte la movilización puede operar a través de la rutina, la repetición, la fatalidad. ¡Cómo trabajar entonces sobre el arte de movilizar? Ésta es la pregunta que se despliega en el presente libro.